lunes, octubre 14, 2024

El piano desafinado de Zidane

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En la primera jornada de Champions todos se sienten favoritos, pero nadie lo dice. Hacen muy bien. Todos saben que cuantos más favoritos tengamos en septiembre, más fracasados habrá en mayo.

Este torneo es, para los clubes europeos, la única unidad de medida que consagra la grandeza. Los otros títulos son un consuelo insuficiente que apenas sirve para evitar el fracaso. Esta percepción algo perversa, como siempre que la emoción mete los dedos en la inteligencia, tiene un elemento novedoso.

El fútbol siempre le puso acento a lo local. Era más importante ganarle al pueblo de al lado que a cualquier país del continente. Pero la idea de Europa como algo nuestro se va imponiendo lentamente y el fútbol ya lo está reflejando. Además, el mercado, que cada día pesa más, obliga a gestas globales. Arrancó la Champions, sálvese quien pueda.

Fuente EL PAÍS

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