miércoles, abril 24, 2024

Europa batalla por una recuperación verde

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Europa se confinó con la promesa de un continente libre de combustibles fósiles en 2050. La depresión económica que ha seguido a la pandemia, sin embargo, amenazó con llevarse por delante la agenda verde que había trazado la Comisión Europea. EE UU, China y Brasil daban signos de dar marcha atrás, e incluso en el seno de la UE se habló abiertamente de abandonar el Nuevo Pacto Verde. Sin embargo, el plan de recuperación, cuya propuesta actual alcanza los 750.000 millones de euros, podría relanzar el programa del Ejecutivo comunitario para una economía verde y digital. E incluso le imprimiría velocidad con más dinero a corto plazo que podría arrastrar a las capitales más escépticas, como Varsovia y Praga.

No ha habido periodo de gracia para el Ejecutivo de Ursula von der Leyen. La crisis más grave que atraviesa la Unión Europea desde su fundación ha puesto a prueba al equipo “geoestratégico” que había diseñado. El despeñe de la economía supuso un cambio de prioridades y muchos temieron que desapareciera la política climática que Bruselas se proponía desplegar en los próximos cinco años.

El vicepresidente primero de la Comisión, Frans Timmermans, admitía en diciembre en una entrevista en EL PAÍS que la llegada de una crisis podía dificultar los planes de alcanzar la neutralidad climática en 2050. “Si fuéramos a una recesión, movilizar inversiones y fondos públicos sería más complicado. Por eso está en el interés de todos que el cambio de paradigma se produzca lo antes posible”, afirmó.

Ese escenario de crisis entonces parecía lejano, pero no tardó ni cien días en ser real. Las políticas ambientales se resintieron enseguida: la Administración de Donald Trump relajaba las normas anticontaminación de los vehículos nuevos, en China se suavizaban las inspecciones técnicas ambientales y en Brasil se reducía la lucha contra la deforestación. También la UE vivía sus tensiones internas: Polonia pretendía acabar con el sistema de comercio de emisiones para liberar fondos para luchar contra la covid-19 y República Checa pedía directamente abandonar su propósito. “Europa debería olvidarse ahora del Pacto Verde y centrarse en el coronavirus”, dijo su primer ministro, Andrej Babiš.

“Yo temía que retrocediéramos, como ya pasó en 2008. La buena noticia es que lo pudimos reconducir”, admite el eurodiputado de Los Verdes Ernest Urtasun. “Sí, hace tres meses, cuando comenzó la pandemia, existía el riesgo de que el Pacto Verde quedara marginado”, coincide el presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, Pascal Canfin (Renew). El eurodiputado francés cree, no obstante, que los presidentes de las instituciones europeas, los países miembros, la sociedad civil y las empresas de la UE dieron “un paso al frente” para proteger el plan europeo. “Nuestros objetivos de protección climática están en el centro de nuestras ambiciones y no descarrilarán”, añade.

Ante una crisis que los economistas ven comparable con la Gran Depresión de 1929, Bruselas se aferró más que nunca al espíritu del New Deal de Franklin D. Roosevelt y propuso a los líderes de la UE un plan de recuperación basado en la economía verde y digital. Un grupo de 15 países —entre ellos Alemania, Francia, España e Italia— apoyaron ya en abril esa salida y advirtieron sobre el peligro de basar la recuperación en el empleo de combustibles fósiles. No faltó la presión de ONG medioambientales, sindicatos y el movimiento estudiantil que antes de la pandemia inundó las calles de Bruselas, Berlín o Londres.

EL PAÍS

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