Fiel a su identidad bipolar, Escocia salvó este lunes en Kobe, en el estadio donde juega el Vissel Kobe de Andrés Iniesta, su primera bola de partido del Mundial. No hay otra selección capaz de encajar un 31-0 en media hora ante Inglaterra en Twickenham y protagonizar en marzo la mayor remontada del Seis Naciones para acabar empatando a 38.
Pese a sus dos décadas sin ganar el clásico del norte, han probado su capacidad para tumbar a los grandes pero están a años luz de la consistencia.
Ya sin margen de error, superaron a la agotadora Samoa en un grupo A que saltó por los aires tras el triunfo de Japón ante Irlanda. El XV del Cardo tiene por delante una tarea hercúlea para llegar a cuartos.
Fuente EL PAÍS