martes, abril 16, 2024

Leinier Domínguez impone su clase a la velocidad de Jaime Santos en un duelo vibrante

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El talento supersónico del leonés Jaime Santos, de 24 años, no fue suficiente para doblegar al fortísimo Leinier Domínguez, de 36, campeón del mundo en la modalidad relámpago en 2008 y 6º del escalafón actual en la de rápidas, que es la del Magistral Ciudad de León. El cubano-estadounidense ganó la final por 2,5-1,5, exhibiendo una gran preparación y un mejor manejo del reloj que en la víspera. Y, sobre todo, su gran clase.

“Leinier es muy duro”, fue el significativo resumen de Santos tras su derrota, durante la entrevista con Chess.com. Y lo amplió: “He intentado sorprenderle en la primera partida, pero se sabía todas las buenas”. El vencedor se pronunció con su mesura habitual: “Cuando estudié partidas de Jaime supe que es muy fuerte, y más aún en rápidas. Y la final ha sido tan difícil como esperaba”.

Jaime Santos es, junto a Miguel Santos (nacido en 1999), el único de los 20 mejores españoles que no ha cumplido aún los 25 años. Además, su puesto en el escalafón es mucho más alto en la modalidad rápida (3º, tras Paco Vallejo y David Antón) que en las de partidas lentas y relámpago. Esa particularidad tiene mucho que ver con otra, muy presente en su carrera desde niño: gracias a su enorme talento y excelente preparación teórica, consume mucho menos tiempo que sus rivales en casi todas las partidas, lo que los somete a gran presión. Pero no son pocas las lentas que ha estropeado en posición ganadora por seguir moviendo demasiado rápido cuando tenía tiempo de sobra para rematar con seguridad. Sin embargo, ese defecto es mucho menos visible en las partidas rápidas, porque la presión que sufre el adversario es aún mayor, y todo ello estuvo muy presente en este duelo con un rival fortísimo, como Leinier Domínguez.

Quien analice la primera partida de esta final sin ayuda de los amigos inhumanos quedará impresionado por la espectacularidad de los veinte lances iniciales. Pero conviene saber que todo eso estaba analizado en casa, probablemente por parte de ambos jugadores. Como indicó el legendario gran maestro peruano Julio Granda, comentarista en directo de Chess.com con su colega ecuatoriano Carlos Matamoros, esa partida es un ejemplo del ajedrez del siglo XXI, tan influido por las computadoras, aunque no deja de ser bella, instructiva a interesante a pesar de todo.

EL PAÍS

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