La obesidad no es una opción, y hacer que las personas se sientan avergonzadas solo da como resultado que se sientan peor consigo mismas, según un informe de los mejores psicólogos.
Exige cambios en el lenguaje para reducir el estigma, como decir “una persona con obesidad” en lugar de una “persona obesa”.
Y dice que los profesionales de la salud deberían estar capacitados para hablar sobre la pérdida de peso de una manera más solidaria.
La reciente campaña publicitaria de una organización benéfica contra el cáncer fue criticada por “vergüenza gorda”.
Los niveles de obesidad aumentaron un 18% en Inglaterra entre 2005 y 2017 y en cantidades similares en Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
Esto significa que poco más de uno de cada cuatro adultos del Reino Unido es obeso, mientras que casi dos tercios tienen sobrepeso u obesidad.
Pero estos aumentos no pueden explicarse por una repentina pérdida de motivación en todo el Reino Unido: es mucho más complicado que eso, según el informe de la Sociedad Británica de Psicología, que concluye que “no se debe simplemente a la falta de fuerza de voluntad de un individuo”.
Estrés y trauma
“Las personas que tienen más probabilidades de tener un peso no saludable son aquellas que tienen un alto riesgo genético de desarrollar obesidad y cuyas vidas también están formadas por el trabajo, la escuela y los entornos sociales que promueven comer en exceso y la inactividad”, dice.
“Las personas que viven en zonas desfavorecidas a menudo experimentan altos niveles de estrés, incluidos los principales desafíos y traumas de la vida, a menudo sus vecindarios ofrecen pocas oportunidades e incentivos para la actividad física y las opciones para acceder a alimentos saludables asequibles son limitadas”
Las experiencias psicológicas también juegan un papel importante, dice el informe, con hasta la mitad de los adultos que asisten a servicios especializados en obesidad que han experimentado dificultades en la infancia.
Y el estrés causado por la vergüenza gorda, que se hace sentir mal por el peso de uno, por las campañas de salud pública, médicos de cabecera, enfermeras y formuladores de políticas, a menudo conduce a una mayor alimentación y a un mayor aumento de peso.
El comediante James Corden recientemente habló en contra de la vergüenza gorda , diciendo: “Si burlarse de las personas gordas les hiciera perder peso, no habría niños gordos en las escuelas”.
Los psicólogos pueden usar su experiencia para ayudar a capacitar a los profesionales de la salud para que se comuniquen mejor sobre la obesidad, dice el Dr. Angel Chater, autor del informe y lector en psicología de la salud y diseño de comportamiento en la Universidad de Bedfordshire.
“Si el tratamiento para la obesidad fuera fácil, no estaríamos aquí y no habríamos escrito este informe”, dice ella.
“Es posible que tenga la mejor fuerza de voluntad del mundo, pero si no tiene acceso a la comida adecuada, el ambiente adecuado, el mejor comienzo en la vida … será difícil”.
Aprende de fumar
El gobierno debería abordar el problema de la obesidad de la misma manera que fumar, según el informe.
El director ejecutivo de la Sociedad Británica de Psicología, Sarb Bajwa, dijo: “Ha tomado medidas a todos los niveles durante décadas, desde la política gubernamental hasta ayudar a los fumadores individuales, pero ahora estamos viendo reducciones significativas en el nivel de tabaquismo y los problemas de salud que causa.
“Los psicólogos tienen la experiencia científica y clínica para ayudar al servicio de salud a hacer lo mismo con la obesidad.
“Podemos ayudar, no solo ideando formas de ayudar a las personas, sino también asesorando sobre políticas públicas que ayudarán a crear un ambiente en el que a las personas les resulte más fácil no volverse obesas”.
Sin embargo, los psicólogos no están a favor de que la obesidad se clasifique como una “enfermedad”, porque, dicen, esto podría desviar la atención de los cambios de comportamiento que podrían tener éxito.
