Pensilvania se ha convertido en el principal desafío electoral para la vicepresidenta Kamala Harris en su carrera hacia la presidencia de Estados Unidos. Aunque Harris ha logrado revitalizar el entusiasmo entre votantes hispanos y afroamericanos, su mayor reto radica en convencer a la clase trabajadora blanca de este estado clave, considerado un bastión decisivo para asegurar la victoria demócrata.
La importancia de Pensilvania se refleja en su protagonismo durante la Convención Nacional Demócrata, que se celebra esta semana en Chicago. Harris dará un discurso el jueves para aceptar oficialmente la nominación como candidata demócrata, en un evento que ha reunido a figuras destacadas del partido, incluyendo al gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro.
Shapiro, quien ha ganado reconocimiento por su liderazgo carismático desde que asumió el cargo en 2023, ha sido claro en su evaluación: “Pensilvania es el estado indeciso principal de estas elecciones”. A pesar de sus propias ambiciones políticas, Shapiro está enfocado en apoyar a Harris y a su compañero de fórmula, el gobernador de Minesota, Tim Walz, para asegurar la victoria demócrata en Pensilvania, así como en los estados clave de Wisconsin y Míchigan, que junto con Pensilvania forman el crucial “muro azul”.
En un esfuerzo conjunto, Harris y Walz realizaron recientemente una gira en autobús por el oeste de Pensilvania, una región predominantemente rural y conservadora, con el objetivo de captar votos en áreas que apoyaron a Donald Trump en las elecciones anteriores. Esta estrategia subraya la importancia del estado, donde ambos candidatos se enfrentan a una carrera reñida con el ex presidente Trump, quien también está haciendo campaña activa en Pensilvania.
El desafío que enfrenta Harris es significativo, pero con el apoyo de líderes como Shapiro y activistas locales, como Debbie Ciamacca, la vicepresidenta espera persuadir a los votantes de Pensilvania y asegurar un triunfo decisivo en este estado crucial.
Fuente: Milenio
