sábado, septiembre 21, 2024

Las medallas olímpicas españolas florecen en el páramo

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Ajeno a los vaivenes políticos que influyen en los flujos de financiación, el olimpismo español aparenta un largo río tranquilo que cada cuatro años produce una cosecha similar en los Juegos de verano.

No importa que hace año y medio las federaciones deportivas lanzaran un SOS, o plan estratégico y financiación acorde o muerte, al que nadie respondió; no importa que, como en todo 2016, el año olímpico de Río, haya un Gobierno en funciones que no puede ni llevar al Parlamento una ley del Deporte cuyo borrador se presentó hace un año ni poner en marcha cambios estructurales en los sistemas de financiación del deporte y los deportistas.

A pesar de ello, todo sigue fluyendo. Los deportistas con esperanzas e ilusiones olímpicas se buscan patrocinios privados para complementar las becas, los familiares y amigos ayudan a pagar viajes y concentraciones, las federaciones atajan y encuentran soluciones ingeniosas para que ninguna de las figuras se pueda quejar de no haber podido prepararse como deseaba, y el Consejo Superior de Deportes (CSD), que funciona con los presupuestos de Mariano Rajoy de 2018, logró arañar varios millones más de los 54 presupuestados para ayudas de preparación olímpica.

Y, al final, todos encomian al deportista, representante de lo más genuino del ser español: la capacidad genial, de puro esfuerzo personal, para florecer en el desierto.

Fuente EL PAIS

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