Activistas en el norte de México han criticado duramente la construcción de un nuevo centro de detención para migrantes que el Instituto Nacional de Migración (INM) está levantando con carpas en el kilómetro 72 de la carretera federal 45, en medio del desierto de Chihuahua. Las temperaturas en la zona superan los 40 grados centígrados, lo que ha generado preocupaciones por la seguridad y bienestar de los detenidos.
La instalación, situada a 72 kilómetros de Ciudad Juárez, consta de una carpa gigantesca y baños de plástico. Se encuentra en un lugar que anteriormente fue usado como aduana, pero que ha estado abandonado y vandalizado por más de una década.
Ernesto Alexander Vasconcelos, un abogado especializado en migración, señaló que el INM “juega con fuego” al ubicar esta instalación en el hostil desierto de Chihuahua. “Existe un gran riesgo de que ocurra un desastre humano, similar al incendio en Ciudad Juárez donde murieron 40 migrantes porque estaban encerrados y no pudieron escapar,” advirtió.
El centro ha sido criticado por su lejanía de la ciudad, la falta de condiciones adecuadas y la ausencia de servicios esenciales como agua, luz y acceso a asesorías legales. Vasconcelos subrayó que los migrantes estarán vulnerables al clima extremo, la delincuencia, la corrupción y los cárteles. Además, alertó que la ubicación remota dificultará la transparencia y el escrutinio público necesario para garantizar el trato digno a los migrantes.
El sacerdote Juan Carlos López, vocero de la Diócesis de Ciudad Juárez, calificó la decisión del gobierno de colocar a los migrantes en un lugar tan aislado como un desacierto. “El Gobierno debe coincidir en tratar dignamente a los migrantes y ofrecer lo que el presupuesto permita,” declaró. López enfatizó que, si el Estado tiene a los migrantes bajo su custodia, debe garantizar su seguridad y evitar tragedias como la del incendio en marzo de 2023.
Ambos defensores concluyeron que cualquier lugar destinado a alojar migrantes debe cumplir con las condiciones necesarias para garantizar su seguridad y dignidad, algo que, según ellos, no se está logrando con la nueva instalación en el desierto de Chihuahua.
Fuente: López Dóriga Digital
