El despegue irregular del Real Madrid en la Champions, con su segundo puesto en la fase de grupos, le había reservado muchas opciones de cruzarse con un rival de quilates en octavos. A eso, el sorteo le ha añadido el picante de emparejar a los blancos con el Manchester City de Pep Guardiola, el entrenador que más los ha torturado en lo que va de siglo en su arrolladora etapa en el Barcelona.
También uno de los que, ya fuera del Camp Nou, más alerta se mantiene con los rasgos muchas veces indescifrables que han permitido al Real dominar la Copa de Europa en los últimos años sin mantener un dominio evidente del juego. Como sucedió en el primer curso del catalán en Múnich, en 2014, cuando se cruzó en semifinales con el Madrid de Ancelotti, y se vio fuera con un resultado acumulado de 5-0.
El Bayern recibió la sacudida pese a dominar el arranque de la ida en el Bernabéu (1-0) y disputar la vuelta en casa (0-4). La secuencia se repetirá el miércoles 26 de febrero y el martes 17 de marzo, con la ida en Chamartín y la vuelta en Mánchester.
Los bombos han deparado este duelo repleto de cuentas pendientes en un momento de trayectorias divergentes de ambos clubes. El Madrid, después de un curso en caída libre, apunta a la recuperación de la fiabilidad que le condujo al doblete en la primera etapa en el banquillo de Zidane, segundo de Ancelotti en aquel zarandeo al Bayern.
A las puertas del parón navideño, los blancos se encuentran en disposición de superar en lo alto de la tabla al Barcelona el miércoles en el clásico. El curso pasado a estas alturas ocupaban la cuarta posición, a siete puntos ya de los de Valverde.
Fuente EL PAÍS
