Personal médico en EE.UU. asegura que pacientes con influencias y dinero intentan obtener la vacuna de COVID-19 mediante donaciones
A diario, personas adineradas ofrecen decenas de miles de dólares en efectivo a través de sus asistentes personales para recibir la vacuna contra el COVID-19. Llaman a los médicos y preguntan si este tipo de contribuciones o donaciones a hospitales los ayudaría a “saltar la línea”.
Según una investigación del diario LA Times, el doctor Ehsan Ali, quien como director administra el Beverly Hills Concierge Doctor, dice que reciben cientos de llamadas todos los días.
Sus clientes, que incluyen a Ariana Grande y Justin Bieber, pagan entre 2 mil y 10 mil dólares al año por atención personalizada. “Esta es la primera vez que no he podido conseguir algo para mis pacientes”, confiesa.
El rotativo detalla que ya hay escasez en las primeras dosis y California ha establecido que los primeros en recibir las inmunizaciones serán quienes estén en riesgo y en la primera línea de combate al COVID-19, como trabajadores de la salud y ancianos, trabajadores esenciales y personas con afecciones crónicas de salud.
“Quienes tienen poder, dinero e influencia, las reglas siempre se pueden doblar. El mensaje severo de California sobre servir a los más necesitados primero no ha impedido que los ricos intenten adelantarse a los maestros, trabajadores agrícolas y bomberos”, apunta LA Times.
El doctor Jeff Toll, del Cedars-Sinai Medical Center, uno de los primeros hospitales en almacenar la vacuna, recordó a un paciente que preguntó: “Si dono 25 mil dólares a Cedars, ¿eso me ayudaría a meterme en la línea (de vacunación)?”.
La investigación de LA Times refiere que la escasez inicial de la vacuna COVID-19 podría crear un próspero mercado negro si personas bien conectadas en la industria de la salud trafican algunas dosis para amigos, familiares o quien pueda pagarla.
“Algunos pacientes ricos pueden recibir las vacunas antes que la persona promedio porque son miembros de grupos de atención médica exclusivos que ofrecen el tipo de atención primaria de alta calidad que la mayoría de los estadounidenses no pueden pagar”, expone el rotativo.
Esos pacientes ya están en lista de espera con médicos que cobran hasta 25 mil dólares al año por acceso las 24 horas a una atención de primer nivel, que incluye trabajar para que sus clientes se vacunen tan pronto como esté disponible.
Hasta que la vacuna esté disponible para compradores no gubernamentales, los médicos se encuentran en la “inusual” posición de decirles a sus pacientes que, por ahora, solo tendrán que esperar.
Sin embargo, eso no ha impedido que los pacientes lo intenten.
“La gente está dispuesta a pagar decenas de miles de dólares”, dice Toll, médico en Cedars-Sinai.
Los médicos que atienden este tipo de solicitudes, refiere, deben sentirse cómodos diciéndoles a las personas ricas y poderosas “no”.
“Nos regimos por el juramento hipocrático, la responsabilidad de brindar atención a las personas que más lo necesitan”, dijo el Dr. Abe Malkin, fundador de Concierge MD LA, un servicio médico a domicilio que cobra hasta 750 por mes dólares.
Hay personas que trabajan en industrias esenciales y tienen problemas de salud o con más de 65 años. Solo en California, casi 12 millones de personas, dos tercios de la fuerza laboral del estado, trabajan en industrias esenciales.
Glenn Ellis, bioeticista y académico visitante en la Universidad de Tuskegee afirma que con suficiente dinero e influencia, se puede fabricar un argumento convincente sobre cualquier cosa.
“A diferencia de cabildear por una mejor mesa en un restaurante o un mejor asiento en un espectáculo de Broadway, tomar una dosis de vacuna que estaba destinada a un trabajador esencial podría costarle la salud o la vida a alguien”, señala.
El gobernador Gavin Newsom advierte que aquellos que piensen que pueden adelantarse a la línea y aquellos que piensan porque tienen recursos o tienen relaciones les permitirán hacerlo, estaremos monitoreando eso muy de cerca.
Alison Bateman-House, profesora asistente de ética médica en la Universidad de Nueva York, dice que no todas las personas que usan sus conexiones para obtener una vacuna.
“No son una prioridad máxima para la vacunación, pero tienen lo que consideran una necesidad urgente, como las familias de parientes inmunodeprimidos que podrían esperar meses para ser inmunizados”, cuenta.
“Cada sistema tiene un eslabón débil en alguna parte, y estoy seguro de que alguien lo encontrará y alguien lo explotará”, señala Bateman-House.
Taryn Vian, experta en anticorrupción del sector de la salud que enseña en la Universidad de San Francisco, afirma que personas poderosas podrían obtener acceso temprano a la vacuna no mediante el soborno o la coacción, sino a través de medios más sutiles, como hacer solicitudes a amigos igualmente poderosos.
Eso ya está sucede en California en el mundo del entretenimiento, dicen los médicos. Las celebridades instruyen a asistentes para que averigüen cómo pueden recibir un mejor tratamiento.
“Su gente me llama literalmente todos los días”, confiesa un médico que solicitó el anonimato para hablar con franqueza sobre sus clientes, muchos de los cuales trabajan en Hollywood.
Con información de LA Times