Las luces y el glamour en el Arthur Ashe quedaron atrás, a diferencia de lo ocurrido en el duelo de primera ronda, en el que a pesar de lo que sucediera la fiesta era de Serena, el ambiente en el juego contra Anett Kontaveit fue de total incertidumbre, pues el estadio, entregado a su reina, vivió un sinfín de altibajos.
Williams saltó a la pista como si detrás de su trayectoria no hubiera más de dos décadas recorridas, cual juvenil, llegó a todas las bolas que fueron necesarias; su potencia y profundidad se apoderaron de la pista ante una combativa Kontaveit, que si bien cayó en el primer parcial, impidió en más de una vez el quiebre de su servicio y consiguió mandar el set al tie break cuando lucía más complicado.
En todo momento Serena se alimentó del estruendo de su gente. La grada del Arthur Ashe ovacionaba todo, sus aciertos y los errores de la rival, pero cuando más parecía que tenía el juego bajo control, la estona despertó para demostrar por qué es la número dos del mundo y silenció por un momento a todo Nueva York.
Con imponentes raquetazos, Anett ganó el segundo para mandar todo al tercero y definitivo donde no pudo más, la Williams que es intratable, demostró en la pista que ella es quien manda en la ‘Gran Manzana’, se quedó con esparcido y jugará la tercera ronda.
Fuente: Diario de Xalapa
Karen Morán | El Sol de México