El 0.2 por ciento de la población mexicana contraerá el COVID-19, de acuerdo con un cálculo del Gobierno federal. Pero según los estándares internacionales por persona, sólo seis de 32 entidades federativas tienen infraestructura y personal suficientes para dar un servicio óptimo que garantice la salud general de los mexicanos.
El coronavirus ya cobró dos víctimas en México y hay 316 casos confirmados de infección en 31 entidades federativas, refieren cifras de la Secretaría de Salud (SSA) al corte del 22 de marzo del año en curso.
La semana pasada, el director general de epidemiología de la SSA, José Luis Alomía Zegarra, confirmó la segunda víctima del virus. Un día previo al anuncio, el día 19 de marzo, el ahora difunto fue clasificado como un caso “sospechoso”; es decir, que formaba parte del grupo de 793 personas a nivel nacional, que podrían estar contagiadas de COVID-19.
Se trató de un hombre de 74 años, oriundo de Durango que padecía de hipertensión arterial, quien fue la segunda víctima de la pandemia en México, después del mexiquense de 41 años con diabetes que perdió la vida el pasado 18 de marzo.
El Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece) prevé que 250 mil 656 personas –el 0.2 por ciento de los mexicanos– contraigan el COVID-19 en todo el territorio nacional. El 80 por ciento de ellas requerirá atención ambulatoria, o bien, no tendrá necesidad de hospitalización. Del resto, 14 por ciento será hospitalizado y seis por ciento presentará cuadros graves y dependerá de servicios de terapia intensiva.
En este contexto, que se agrava en estados como la Ciudad de México en donde la SSA también confirmó 46 casos de sarampión (al 20/03/20) relacionados con personas en su mayoría (91.3 por ciento) sin vacunación, surge la pregunta: ¿qué tan preparados están los estados para enfrentarse a los problemas de salud de sus respectivas poblaciones?
Con base en cuatro indicadores, la Unidad de Datos de SinEmbargo calculó qué entidades federativas cumplen con los parámetros internacionales mínimos para garantizar la salud pública.
En términos generales, sólo la capital del país, así como Chihuahua y Guerrero tuvieron un nivel adecuado de infraestructura y personal para cubrir la demanda de atención sanitaria en sus territorios. Asimismo, Tamaulipas, Nuevo León, Tabasco y Baja California alcanzaron niveles aceptables de acuerdo con la media nacional, a pesar de tener resultados por debajo de los estándares mínimos internacionales, como los de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).