Dos astronautas de la NASA, que volaron a la Estación Espacial Internacional (EEI) en junio a bordo de la cápsula Starliner de Boeing, enfrentarán un prolongado regreso a la Tierra debido a fallas en el sistema de propulsión de la nave. En lugar de regresar en la Starliner, los astronautas serán transportados de vuelta en una nave SpaceX Crew Dragon a principios de 2025, según anunció el jefe de la NASA, Bill Nelson.
La decisión de utilizar la nave de SpaceX, principal competidor de Boeing, marca un duro golpe para Boeing, cuya misión de prueba Starliner estaba destinada a redimir un programa plagado de problemas desde su inicio en 2016, con sobrecostos de más de 1,600 millones de dólares. El sistema de propulsión de la cápsula presentó fallos significativos, con cinco de sus 28 propulsores fuera de servicio y múltiples fugas de helio durante las primeras 24 horas de su vuelo hacia la EEI, lo que desencadenó meses de retrasos.
Los astronautas veteranos de la NASA, Butch Wilmore y Suni Williams, se convirtieron en la primera tripulación en viajar en la Starliner, partiendo el 5 de junio para lo que inicialmente estaba planeado como una misión de prueba de ocho días. Sin embargo, debido a los fallos, su estadía en la EEI se ha extendido considerablemente. Ahora se espera que regresen a la Tierra en febrero de 2025 a bordo de una Crew Dragon de SpaceX, que se lanzará en septiembre como parte de una misión rutinaria de rotación de astronautas.
El Starliner, que finalmente se desacoplará de la EEI sin tripulación, intentará regresar a la Tierra de manera autónoma, mientras Boeing continúa enfrentando desafíos de ingeniería que han retrasado la certificación de la cápsula para vuelos de rutina. Esta situación complica aún más los esfuerzos de la nueva directora ejecutiva de Boeing, Kelly Ortberg, quien se enfrenta a la ardua tarea de reconstruir la reputación de la compañía en medio de problemas continuos, tanto en la división aeroespacial como en la producción de aviones comerciales.
La decisión de la NASA de recurrir a SpaceX y el incierto futuro del Starliner subrayan las dificultades que Boeing ha enfrentado en su intento de convertirse en una alternativa viable para transportar astronautas hacia y desde la órbita terrestre, un proyecto que, hasta ahora, ha estado plagado de contratiempos y desafíos técnicos.
