Desde 1975, el 8 de marzo se ha designado como el Día Internacional de la Mujer por la Asamblea General de la ONU, con el propósito de reflexionar sobre la búsqueda de la igualdad de derechos para las mujeres. Sin embargo, en los últimos años ha surgido un debate sobre la idoneidad de enviar felicitaciones en esta fecha.
Aunque el carácter de esta efeméride no es festivo, sino conmemorativo, y busca fortalecer la voz de la mujer, hay quienes ven apropiado celebrar este día con regalos, flores y felicitaciones. Sin embargo, para otros, esta práctica podría minimizar la lucha histórica por la igualdad de género.
Quienes apoyan la conmemoración consideran que este día debería ser un momento para reflexionar sobre los avances y desafíos en materia de derechos de las mujeres. La historia del feminismo, que se remonta a finales del siglo XVIII, subraya la importancia de este movimiento a lo largo de la historia.
Colectivos como Marea Verde enfatizan que el Día Internacional de la Mujer no debe ser un día de felicitaciones, sino de conmemoración por la lucha de los derechos de las mujeres. Reconocer la valía y contribución de las mujeres a la sociedad implica informarse sobre el movimiento feminista y mantener un compromiso continuo con la justicia social y los derechos humanos.
En este contexto, el 8 de marzo se convierte en una oportunidad para reflexionar sobre el progreso alcanzado y los desafíos pendientes en la lucha por la igualdad de género, reafirmando el compromiso con la construcción de un mundo más equitativo y justo para todas las personas.
