viernes, abril 26, 2024

Diego Luna llama a la ciudadanía a defender sus derechos culturales

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“En México se ha desvalorizado la cultura en términos monetarios”, argumentó la dramaturga Aurora Cano durante su intervención en el Coloquio de Políticas Culturales.

Diego Luna hizo un llamado a la ciudadanía a defender sus derechos culturales, durante su participación en la conferencia “Cultura y sociedad civil” que abrió las actividades del Coloquio de Políticas Culturales que este martes 3 de diciembre se llevó a cabo, en el marco de la 33 edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

“Escuchaba una declaración de la senadora Jesusa Rodríguez que decía que ya era momento, ahora con el cambio de que los artistas y científicos dejáramos de lado los privilegios. Y yo pensé que no, los privilegios son del espectador. Estamos haciendo que los espectadores pierdan ese privilegio de reflejarse en una pantalla, en una puesta en escena, en una obra de arte. Defendamos ese derecho como ciudadanos, porque lo que es cierto es que, en una democracia, en teoría al menos, nuestra voz cuenta; y si nuestra voz es una, muchas otras cuentan más”, explicó el actor, cineasta y activista social. 

El también fundador de proyectos, como la gira de documentales Ambulante y el proyecto de interconectividad de causas sociales El Día Después, compartió mesa con la actriz, dramaturga y fundadora de Teatro de Babel, Aurora Cano; el exalcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa, y el director de Comunicación Social de la Secretaría de Cultura federal Antonio Martínez Velázquez.

Luna agregó que “para hablar de cultura hay que hablar de democracia, de participación ciudadana. Cuando vamos al teatro y compramos un boleto, festejamos su existencia, cuando vamos a un concierto, festejamos la existencia de los intérpretes. Cuando ignoramos, abandonamos y permitimos eso, que se vayan perdiendo los espacios. Entonces, apelo a la labor ciudadana, a lo que nos toca con la democracia, que es participar, no es votar y luego descansar seis años, es manifestarnos. Hoy nos toca a los ciudadanos”.

Antonio Martínez Velázquez recordó que la actual administración deviene de un movimiento social que, por su magnitud ni siquiera está contenido en la participación política del partido Morena, puesto que los desborda.

El funcionario reconoció que, por ello, “dentro del gobierno no ha sido fácil ordenar los deseos o aspiraciones de ese movimiento social (…) por eso es interesante cómo se ha planteado la relación entre la sociedad civil y el gobierno en esta administración en particular”.

Por ende, declaró, se han hecho evidentes las diferencias y las desigualdades entre la sociedad mexicana; lo cual “obliga a discutir por qué estaban ahí, frente a nosotros y por qué no las discutíamos en el gran escenario. Se discutían, desde luego que sí, pero el racismo, la desigualdad económica, todas esas desigualdades, ahora se discuten desde la esfera más alta. Eso abre puertas y cierra otras”.

Aurora Cano explicó qué tipos de financiamiento existen para la cultura en el mundo. Dijo que en la historia se han formado dos tipos fundamentales de financiamiento de las artes: el que proviene absolutamente del Estado y aquel inherente del neoliberalismo, donde el impulso de las artes, desde su mecenazgo hasta su administración, devienen prácticamente en su totalidad de la sociedad civil.

Una de las desventajas de los modelos de financiamiento del Estado, dijo, “al ser (el Estado) el único actor el que opera el sector cultural, controla todo absolutamente y hay una utilización propagandística de la cultura; es decir, no se invierte porque sí, hay una razón para hacerlo. Son tradiciones muy nacionalistas y eso puede tener sus luces y sus sombras”.

Por otro lado, dijo, con los modelos culturales del neoliberalismo, hay una reducción del Estado y se generan las condiciones para que sea la sociedad civil las que operen el financiamiento de las artes. Sin embargo, a pesar de que esta operación que reside en las empresas hay una mirada mucho más abierta y diversificada de los proyectos que se van a financiar, en muchos casos, al estar bajo los criterios de las empresas, se impone el totalitarismo de mercado como un riesgo latente.

“A partir de estos modelos extremos, a lo largo de los años se han creado modelos intermedios que tienen un poco de ambas partes. Ahí se va creando el modelo cultural que ha operado en México, con una política cultural que abreva de muchas partes y tiene una política de accesibilidad. El Estado ha velado porque la cultura sea abierta y de acceso sobre todo a los públicos que no tienen accesos, de manera que los que hacemos cultura tenemos museos, salas de conciertos, teatros por todos los estados de la República con programas culturales, si no gratuitos al 100%, sí con precios simbólicos”, sin embargo, agregó: “se ha desvalorizado la cultura en términos monetarios; es decir que, después de décadas de no pagar por la cultura, el público mexicano no está dispuesto a pagar por la cultura. Ha perdido el valor económico en la sociedad mexicana”, comentó Cano.

Antonio Villaraigosa dijo que la cultura política esencialmente se trata de minimizar la brecha entre lo que dicen los discursos políticos y la manera en la que se actúa.

“Por eso critiqué a Trump. Sí, hay que hacer algo contra los carteles. ¿Por qué no frena las armas que vienen a México? ¿Por qué no hace algo más inteligente sobre el consumo de drogas?”, cuestionó Villaraigosa.

El Coloquio de Política Cultural continuó con las conferencias “Proyectos recurrentes y su financiamiento”, “Grandes modelos de política cultural” y “Marco legal del mecenazgo”.

Con información de El Economista.

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