Al borde del precipicio, el Madrid se rearmó en la Copa de Europa y salió de Estambul consolado por una victoria de urgencia. Lo hizo tras un partido en el que tuvo más juego que goles, por más que acribillara la portería del Galatasaray. A un traspié del infierno, a un Madrid más jabato, esta vez con el remangue necesario, solo le faltó instinto de chacal. Con cerca de una treintena de remates se quedó corto en el marcador. Tuvo a tiro una noche menos angustiosa. Courtois, espléndido en tres paradas en el primer tiempo, ya no tuvo papel tras el descanso, cuando el Real tuvo atornillado a su convulso y ramplón rival. Un triunfo que no solo evitó una columpiada colosal, sino que subrayó para bien no solo al portero belga, sino a Valverde y Rodrygo, matriculados con nota en el primer éxito europeo de los blancos desde el pasado mes de febrero.
Gira y gira la noria de Zidane. Rastrea y rastrea en cada partido. Sobre todo con el tercer jugador de ataque. Bale, enigmáticamente fuera de Estambul en un día crítico para el Madrid, es un tiro al aire. Y por su zona opositan Vinicius y Rodrygo. Esta vez le tocó presentar enmienda a Rodrygo, lanzado al ruedo turco con 18 años y medio tiempo de expansión en LaLiga. Dispuesto a no ser un fulgurante cometa, ni un segundo tardó el jovenzuelo brasileño en dejar huella. Tiempo para activar a Hazard en el primer asalto visitante al rancho de Muslera, portero-capitán, un clásico del Galatasaray. No fue un arranque espasmódico. Esta vez, el Real, tan proclive a llegar tarde a los partidos, fue puntual como nunca. Desde el recluta Rodrygo —con él ZZ se jugó su futuro— al último madridista, todos se sintieron mosqueteros desde la madrugada del encuentro.
El Madrid, solidario, fluía. Ya fuera por la vía del descarado Rodrygo o por la ruta de Hazard, por más que aún no sea Hazard. También sumaba la baliza de Benzema, la hipnótica muleta de Kroos o las marchas de ese Pogba charrúa que se intuye en Valverde. Todo eran buenas noticias para el Real, salvo el cráter entre sus dos centrales, por donde Andone cazó con mucho horizonte dos remates que sintonizaron al mejor Courtois como madridista. Inquietante para los de Zidane. En una jornada de fraternidad, con todos enchufados, el Galatasaray, con muy poco, le comprometió. Sin un turco titular, el equipo del eterno Fatih Terim tira hoy del caladero de LaLiga (Donk, N’Zonzi, Mariano, Andone, Feghouli, Babel, Emre Mor). De momento, al gran clásico del fútbol turco no le alcanza para su liga, y mucho menos para la exigente Copa de Europa. Tan calientes están las cosas por su barrio que pasada la hora el marroquí Belhanda se fue del campo despotricando sin tapujos contra su hinchada.
Fuente EL PAÍS