En un giro inesperado en las relaciones diplomáticas sudamericanas, el gobierno de Venezuela anunció este sábado la revocación de la autorización a Brasil para representar los intereses de Argentina en Venezuela. Esta decisión ocurre en el contexto de tensiones crecientes luego de que Venezuela rompiera relaciones con Argentina tras las polémicas elecciones presidenciales del 28 de julio.
Según un comunicado del gobierno venezolano, la revocatoria se debe a presuntas actividades subversivas organizadas desde la embajada argentina en Caracas, incluyendo planes para atentar contra la vida del presidente Nicolás Maduro. Aunque detalles específicos no fueron proporcionados, el gobierno de Maduro señala que se han encontrado “pruebas” del uso indebido de las instalaciones diplomáticas argentinas.
Brasil había estado actuando como protector de los intereses argentinos en Venezuela tras la ruptura de relaciones diplomáticas, pero ahora se enfrenta a la necesidad de cesar esa función, a menos que Argentina designe a otro país para tal fin con el consentimiento de Venezuela.
Esta decisión surge en un momento de alta tensión regional, con Brasil, Colombia y México instando a Venezuela a publicar los resultados completos de las recientes elecciones, donde se proclamó la reelección de Maduro para un tercer mandato. Las acusaciones de planificación de actividades terroristas complican aún más la ya delicada trama de relaciones diplomáticas en la región.
Adicionalmente, el viernes por la noche, los asilados políticos refugiados en la embajada argentina reportaron estar sin electricidad y bajo vigilancia de agentes vestidos de negro, lo que sugiere un aumento en las medidas de seguridad y presión sobre los opositores políticos al régimen de Maduro.
En un esfuerzo por contrarrestar estas acusaciones, la cancillería de Argentina ha solicitado a la Corte Penal Internacional la emisión de una orden de arresto contra Nicolás Maduro y otros altos funcionarios por violaciones a los derechos humanos y otros delitos graves relacionados con la represión de las protestas post-electorales.
La situación permanece fluida y cargada de incertidumbre, con implicaciones significativas para la diplomacia y la estabilidad política en América Latina.
Fuente: La Jornada
