Al menos 50 personas han perdido la vida en las protestas antigubernamentales que se han intensificado en Kenia desde junio, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia (KNCHR). Las manifestaciones, que comenzaron en oposición a un aumento de impuestos, han llevado a un total de 413 heridos, 682 detenciones “arbitrarias” y 59 casos de secuestros o desapariciones forzosas.
La mayoría de las muertes, 21 en total, se han registrado en Nairobi, aunque también se han documentado fallecidos en Nakuru, Kisumu y Mombasa. La KNCHR denunció que, a pesar de los llamados a poner fin a los raptos, la represión, incluyendo secuestros y torturas, ha continuado en el país.
Desde el inicio de las movilizaciones, las fuerzas de seguridad han respondido con una brutalidad alarmante, utilizando gases lacrimógenos, pelotas de goma y munición real. A pesar de una disminución en la participación en las últimas jornadas, cientos de personas han salido a las calles en diversas ciudades, aunque las cifras de la KNCHR aún no incluyen datos de esta jornada reciente.
Las protestas, que comenzaron como una oposición a un polémico proyecto de ley fiscal, se han transformado en un movimiento más amplio contra el gobierno del presidente William Ruto, quien, ante la presión popular, anunció la disolución de su gabinete, exceptuando al ministro de Asuntos Exteriores y al vicepresidente.
Estas movilizaciones, impulsadas principalmente por jóvenes de la generación Z a través de redes sociales, han sido en su mayoría pacíficas, aunque culminaron en la invasión del Parlamento el 25 de junio. Esta crisis es la más grave que enfrenta Ruto desde que asumió el poder en septiembre de 2022.
Kenia, un aliado cercano de Occidente, es considerada una de las economías de más rápido crecimiento en África, pero las desigualdades persisten, con uno de cada tres kenianos viviendo con menos de dos dólares al día, según el Banco Mundial.
Fuente: El Diario de Xalapa
