De un tiempo a esta parte una de las estrellas más brillantes del cielo ha comenzado atenuarse. Se trata de Betelgeuse, una estrella rojiza ubicada a más de 600 años luz de la Tierra en la constelación de Orión.
Betelgeuse es definida como una estrella variable pulsante, es decir, que cambia su brillo en ciclos semi regulares. Sin embargo, pese a que eso podría ser una explicación para la disminución de su brillo, hay otra teoría que ronda en torno a su abrupto cambio.
Durante años los científicos han estado conscientes de que, aunque Betelgeuse es una estrella relativamente joven de 8,5 millones de años, su color rojizo evidencia que está en una etapa muy avanzada de su vida e inevitablemente está cerca de su muerte.
Es por eso que cuando el brillo de la estrella comenzó a disminuir no tardó en instalarse la interrogante respecto a si Betelgeuse finalmente se convertiría en una supernova.
La preocupación por Betelgeuse comenzó a propagarse dentro de la comunidad científica en octubre, cuando la estrella que normalmente está en el top 10 de las más brillantes comenzó a disminuir su fulgor hasta que a mediados de diciembre ya ni siquiera estaba en el top 5.
En ese escenario, se instaló la idea de que Betelgeuse ya estaría lista para transformarse en una supernova. No obstante, ese veredicto todavía no sería definitivo.
Fuente: mouse.latercera.com
This orange blob shows the nearby star Betelgeuse, as seen by the Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA). This is the first time that ALMA has ever observed the surface of a star and this first attempt has resulted in the highest-resolution image of Betelgeuse available. Betelgeuse is one of the largest stars currently known — with a radius around 1400 times larger than the Sun’s in the millimeter continuum. About 600 light-years away in the constellation of Orion (The Hunter), the red supergiant burns brightly, causing it to have only a short life expectancy. The star is just about eight million years old, but is already on the verge of becoming a supernova. When that happens, the resulting explosion will be visible from Earth, even in broad daylight. The star has been observed in many other wavelengths, particularly in the visible, infrared, and ultraviolet. Using ESO’s Very Large Telescope astronomers discovered a vast plume of gas almost as large as our Solar System. Astronomers have also found a gigantic bubble that boils away on Betelgeuse’s surface. These features help to explain how the star is shedding gas and dust at tremendous rates (eso0927, eso1121). In this picture, ALMA observes the hot gas of the photosphere of Betelgeuse at sub-millimeter wavelengths — where localised increased temperatures explain why it is not symmetric. Scientifically, ALMA can help us to understand the extended atmospheres of these hot, blazing stars. Links: Size comparison: Betelgeuse and the Sun 
