viernes, mayo 3, 2024

La tauromaquia en Yucatán es una tradición viva

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Las corridas de toros son parte fundamental de las fiestas patronales en las comunidades mayas de la península de Yucatán. Representan rituales prácticamente iguales a los que se llevaron a cabo hace varios siglos tras la conquista y colonización por parte de los españoles. Podría considerarse que se trata de una fiesta de raíces puras, pues no se han modificado con el paso del tiempo.

Por otro lado, en las principales ciudades yucatecas la fiesta brava se ajusta al estilo que se realiza en el resto de México, tal es el caso del coso Mérida y el Coliseo, o en el de Valladolid. Al año se realizan en ese estado un promedio de dos mil festejos taurinos, de acuerdo al estudio más reciente de Tauromaquia Mexicana Siglo XXI, a pesar de lo cual, esta expresión del toreo es prácticamente desconocida para el resto del país, sin embargo, es una vertiente en la que cada día surgen gran cantidad de acontecimientos.

Ahora mismo se celebran ahí del 120 aniversario de la ganadería Sinkeuel, de las más antiguas del país; además de las primeras tientas tras cuatro meses de inactividad debido al Covid-19, en estas, han participado la becerrista Mariangel Segovia conocida como La Princesa Maya, y por delante los matadores Lagravere: Michelito y André.

La fiesta brava en Yucatán ha sido objeto de investigación de varios organismos, como por ejemplo del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM quien destaca diversos detalles que les resultaron llamativos, tales como el árbol instalado en el centro del ruedo, o el hecho de que solamente un toro es lidiado por uno de los diestros, pues el resto tiene como protagonistas a los vaqueros de la comunidad; o bien que las faenas se desarrollan en base al valor y al oficio, sólo con adornos; en lugar de tandas de pases ligados, con clase, uno tras otro.

Cabe señalar que, en localidades mayas, los días previos a los festejos dedicados a la imagen patronal se realiza una asamblea con el grupo de palqueros o ejidatarios para designar al empresario y para participar en la construcción a mano del coso taurino, mismo que se edifica con palos, tablas y mecates. Este que será desbaratado una vez que concluyan la o las corridas, para volverse a levantar hasta el año entrante. Los palcos tienen una familia propietaria y si esta permite acceso a extraños, debe cobrarles y al término de la corrida las ganancias se dividen entre todos los habitantes del lugar.

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